Una de las cosas más reseñables de enero ha sido la perdida de acceso de nuestra granja a entre 8 y 9 hectáreas de las tierras que gestionába- mos, lo cual ha supuesto una reorganización del manejo de nuestros animales, de la recolección de hierba en forma de silo o heno y una comprobación de que, sin estas hectáreas, seguimos cumpliendo con los requisitos de la producción ganadera ecológica (principalmente, en nues- tro caso, seguir produciendo al menos el 75% de la alimentación de los animales de nuestras tierras y no tener más que 2 UGM – unidades de ganado mayor – por hectárea). Esta pérdida de tierra es pan de todos los días en granjas en todo el mundo, bien sea por evicción forzosa bien sea por recalificación de tierras a urbanas, finalización de tenencias, o una larga etcétera de motivos. En nuestro caso el problema está íntima- mente relacionado con la gestión de las tierras públicas en el Valle de Karrantza ya que hasta la fecha ninguna corporación municipal ha logrado garantizar el acceso a dichas tierras por las granjas en activo a pesar del contenido del propio Reglamento de Montes. El resultado es una creciente inseguridad para las granjas para mantener su base tierra, algo particularmente preocupante para aquellas granjas que procuran ir hacía sistemas de producción más naturales como es el caso de nuestra granja. |