Los minerales son necesarios en la formación de células para el funcionamiento de los órganos. Se dividen las necesidades de las vacas lecheras entre (a) los macro minerales que necesitan en mayores cuantías (Ca-calcio, P-fósforo, Mg- magnesio, Na-sodio, Cl,- cloro, K-potasio y S-azufre; y (b) los micro minerales que necesitan en menores cuantías (Co-cobalto, Cu-cobre, I-yodo, Fe-hierro, Mn-manganeso, Se-Selenio y Zn-zinc). En concreto para las vacas lecheras, los macro minerales de mayor importancia son el cloruro de sodio (NaCl), el calcio (Ca), el fósforo (P) y a veces el magnesio (Mg) y el azufre (S).

Las deficiencias o desequilibrios en minerales en la alimentación ganadera generan trastornos carenciales, reproductivos y metabólicos, que afectan negativamente a la productividad del animal. El calcio y el fósforo actúan junto con la vitamina D en la formación de los huesos. La deficiencia de magnesio (hipomagnesemia o tetania de los pastos) causa una disminución en la producción, estremecimientos musculares y el estar inquietas las vacas. La deficiencia de sodio genera una falta de apetito y la consiguiente perdida de peso por deshidratación y baja la producción.

El cobre actúa en varios procesos metabólicos (metabolismo: dos procesos conjugados (a) el catabolismo que libera energía y (b) anabolismo que utiliza dicha energía para crear, por ejemplo, proteínas) y cuando hay una deficiencia los animales presentan pelo áspero, mala condición y presencia de diarrea. El cobalto es parte esencial de la vitamina B12 y en caso de deficiencia el crecimiento y la producción disminuyen. El yodo interviene en el crecimiento al formar parte de la hormona tiroidea. Tiene influencia sobre la producción de leche y su deficiencia causa bocio (aumento del tamaño de la glándula tiroides), abortos o crías débiles. El selenio es importante en el proceso de reproducción y junto con la vitamina E evitan la formación de músculo blando. La deficiencia de selenio causa bajas tasas de fertilidad.


Ejemplos de las necesidades minerales de las vacas lecheras*:


(i) expresado en % o ppm de materia seca

* En todos estos cuadros, los valores son medios por los motivos que se explican arriba
** 60% gramíneas sembradas, 10% leguminosas, 30% especies espontáneas

(ii) Expresado en necesidad diaria en gramos

Una vez más, se trata de buscar un pastoreo o empleo en verde, como heno o ensilado, de las plantas de los prados y praderas del entorno que conjuntamente satisfagan estas necesidades en minerales. Las principales plantas de las praderas son gramíneas y leguminosas. Los contenidos medios de estos grupos de plantas en minerales son:

* 60% gramíneas sembradas, 10% leguminosas, 30% especies espontáneas

Ejemplos de forrajes concretos: (g/kg)

“Verde” traído de los prados del caserío


Conviene fijar en las deficiencias que pueden existir al no tener un prado o una pradera natural (o un prado inicialmente sembrado y hoy día semi-natural) todas las especies que convendrían. Así, cuando se observan deficiencias -en el ejemplo del pasto citado arriba, el magnesio (Mg), el cobre (Cu) o el selenio (Se)- se corrigen con determinadas especies de plantas. Así, las leguminosas ayudan a equilibrar algunas lagunas de las gramíneas: el trébol blanco por ejemplo, tiene un mayor contenido en selenio. También otras especies de otras familias hacen aportaciones, aunque en menores cuantías: el diente de león (Taraxacum officinale) aporta calcio, hierro, azufre, manganeso, magnesio, fósforo y sales potásicos; el llantén (Plantago sp.) aporta calcio; la bolsa de pastor (Capsella bursa-pastoris) aporta calcio, hierro, potasio y fósforo; la pamplina (Stellaria media) aporta cobre, hierro, fósforo, calcio y potasio; y el cenizo (Chenopodium alba) aporta hierro, calcio, fósforo y potasio. Son plantas que están en menor o mayor medida en los prados, algunas en determinadas partes de los prados, y que las vacas solamente aprovechan de forma esporádica. De hecho, hay casos en que aunque las vacas se alimentan ocasionalmente de algunas de estas especies, no se deben aprovechar en cuantía ya que provocarían problemas de salud por algunos de los componentes concretos de las mismas.

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